En los años cincuenta del siglo pasado fueron cientos los testimonios de ufólogos y contactados que aseguraban haber tenido contacto con extraterrestres de Venus, Júpiter, Marte o Saturno. Pero las investigaciones espaciales de las sondas enviadas a dichos planetas han evidenciado que la vida convencional semejante a la de la Tierra es imposible. Venus, el más citado por los contactados tiene una atmósfera de más de 400º C. Por lo que hay que deducir que dichos testimonios fueron falsos o bien, como citaron algunos de estos contactos, se trata de vida en otra dimensión. En los libros del “Material de Ra” o la Ley del Uno de Carla L. Rueckert se afirma que en Venus hay vida en quinta dimensión y que en Saturno se ubica el Tribunal del Sistema Solar pero en octaba dimensión, por lo tanto no es una dimensión física sino astral.
No obstante, es más probable que en varios planetas de nuestro sistema solar, incluidos satélites como la Luna o los de Júpiter como Europa o Ganímedes, existan bases de diversas civilizaciones que visitan nuestro planeta.
Fue a partir de las primeras explosiones atómicas que el fenómeno ovni se disparó con miles de testimonios en todo el mundo. Pero en la misma medida se multiplicaron las mentiras, las estafas y los parlanchines que aseguraban estar en contacto con seres de nuestro sistema solar.
Por lo que yo he investigado la mayoría de los seres que nos visitan son interdimensionales, incluso no descarto la visita de los que puedan venir del futuro con los viajes en el tiempo.
Vienen de toda la Galaxia e incluso de posibles universos paralelos, pero no creo que haya vida convencional como en la tierra en los diversos planetas de nuestro sistema solar.
Incluso se dan testimonios aún más extraños, como el que sostenía Walter D. Fry, un especialista en explosivón que trabaja en White Sands, Nuevo México. Según Fry, quien habría tenido un supuesto contacto con el extraterrestre Alan, estos seres procedían de la Tierra, pero hacía más de treinta mil años se habían visto obligados a salir al espacio por las condiciones de vida que se habían creado por la radiación atómica de una supuesta guerra entre la Atlántida y el continente Mu. Alan le dijo a Fry que durante milenios se habían adaptado a la vida en el espacio pero ahora regresaban a su planeta de origen que no era otro sino la Tierra.
Mi generación se aferró con fuerza a los testimonios de los contactados de los años cincuenta y sesenta. Hicimos una mezcolanza extraña entre religión y el nuevo fenómeno de los ovnis. Con el tiempo comprobamos a base de decepciones permanentes que en el mundo del contactismo había mucho engaño. Finalmente autores como John E. Mack, Barbara Bartholic, Karla Turner, Jaques Vallée o Jim Sparks, por citar algunos de los más serios, nos transportan a una realidad más transcendente del fenómeno extraterrestre y en estos autores los alienígenas que nos visitan no vienen de nuestro sistema solar, sino de otras dimensiones, otros mundos distantes en espacio y tiempo, e incluso no son de apariencia necesariamente angélica, sino con figsionomías reptilianas, grises o aspectos que rompen nuestro sentido de la belleza. En general, estos seres son más evolucionados que los humanos, incluso se podían considerar como nuestros padres genéticos.
Mi generación ha tenido que cuestionase a base de decepción, que Orthon, el venusiano rubio angelical que contactó con el famoso George Adamski no era sino un fraude nacido de la imaginación del famoso contactado.
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